"Escucha Hermano, Hermana"

03.06.2013 21:54

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Etiqueta 51

Después de la resurrección de Jesucristo la Palabra de Dios nos dice:
“Entonces Jesús, acercándose, les habló con estas palabras.
"Todo poder se me ha dado en el Cielo y en la tierra. Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo."
Mateo. 28: 18 al 20
Por eso tratemos de entender y comprender bien su Palabra, ya que si la guardamos y la enseñamos a cumplir fielmente, podremos recibir el bautizo en el fuego del Espíritu Santo para ser receptores y transmisores de ese poder que Dios le dio a Nuestro Señor Jesucristo, para su honra, gloria y alabanza.
Por eso, no debemos dejar de pasar por alto nada de lo que Jesús nos dice a través del Nuevo Testamento, para obedecer la Palabra siguiente:
"No se alejen de Jerusalén, sino que esperen lo que prometió el Padre, de lo que ya les he hablado: que Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días."
Hechos 1: 4 al 5
¿Cómo recibiremos nosotros al Espíritu Santo? Definitivamente lo recibiremos cuando conozcamos en verdad la esencia espiritual de la Palabra de Dios para guardarla y enseñarla a cumplir tal como nos ha sido encomendado por Jesucristo Nuestro Señor en el Nuevo Testamento como la inquebrantable voluntad de Dios, y esto nos lleva a reflexionar lo que Jesús dijo a las autoridades y jefes de los sacerdotes judíos:
¡Hay de ustedes maestros de la Ley y fariseos hipócritas! Ustedes pagan el diezmo de todo sin olvidar la menta, el anís y el comino, y en cambio, no cumplen lo más importante de la Ley; la justicia, la misericordia y la fe. Estas son las cosas que deberían observar sin descuidar las otras."
Mateo. 23:23
Esta observación que Jesús hizo a estas autoridades religiosas y a sus seguidores, son una clara referencia para que todos los que nos decimos cristianos, no caigamos también en la tentación de convertir los mandatos y enseñanzas de la voluntad de Dios, en mandatos y enseñanzas de hombre. Por eso, deberemos de tener el cuidado de separar convenientemente las cosas espirituales de Dios de las cosas materiales de hombre, para darle a Dios lo que es de Dios y al hombre lo que de hombre es; por eso su Palabra dice:
"Ningún servidor puede quedarse con dos patrones, porque verá con malos ojos al primero y amará al otro, o bien preferirá al primero y no le gustará el segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero”
Mateo. 6: 24
Por eso Jesús le pregunta a Pedro en referencia al impuesto para el Templo:
"¿Qué piensas de esto Simón? ¿quiénes pagan impuestos o contribuciones a los reyes de la tierra: sus hijos o los extraños? Pedro contestó; los extraños, y Jesús le dijo: Los hijos pues, no tienen por qué pagarlo. Sin embargo para no escandalizar a esta gente, vete a la playa, echa el anzuelo, y al primer pez que pique ábrele la boca. Encontrarás ahí una moneda de plata; tómala, y paga por mí y por ti."
Mateo. 17: 25 al 27
Por eso Pablo, invadido por el Espíritu Santo, nos dice:
"En una casa el hijo ya es dueño de todo, pero mientras es niño en nada se diferencia del esclavo, está sometido a quienes lo cuidan y se encargan de sus asuntos hasta la fecha fijada por su padre.
Lo mismo nosotros, pasamos por una etapa de niñez y estuvimos sometidos a las fuerzas y principios que rigen al mundo. Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, el cual nació de mujer y fue sometido a la Ley con el fin de rescatar a los que estaban sometidos a la Ley, para que así llegáramos a ser hijos adoptivos de Dios. Ustedes ahora son hijos; por esta razón Dios mandó a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre ¡ abbá ! ( o sea, ¡papaíto.) Así pues, ya no eres esclavo, sino hijo, y tuya es la herencia por gracia de Dios”
Gálatas. 4: 1-7 )
Así, que lo que tenemos que hacer los discípulos de Jesús, es atender debidamente su Palabra para alcanzar la fecha fijada por el Padre para recibir la herencia prometida, porque esa es precisamente la voluntad de Dios para nosotros sus hijos por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo; por lo consiguiente deberemos despojarnos de todo velo que oculte su verdadera enseñanza. Por eso, pongamos atención extrema a la Palabra siguiente:
"¡Pobres de ustedes maestros de la Ley que se adueñaron de las llaves del conocimiento! Ustedes no entraron, y no dejaron que otros entraran."
Lucas 11: 52
Este es un recordatorio para guardar y enseñar a cumplir todo lo que Jesús nos encomendó sin combinarlo con mandatos ni enseñanzas de hombre. Medítelo...
Ahora ponga mucha atención a lo que Jesús contestó a la pregunta que le hiciera un maestro de la Ley respecto a cuál era el mandamiento que encabeza a los demás:
"Escucha Israel; El Señor nuestro Dios, es un único Señor, Al Señor tu Dios, amarás con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento más importante que éstos."
Marcos. 12: 29- 31,
Tiempo después Jesucristo dice:
"Les doy este mandamiento nuevo, que se amen unos a otros. Ustedes se amarán como yo los he amado. Así reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: si se tienen amor unos a otros”
Juan. 13: 33 al 35
Y hace una hermosa y maravillosa promesa a quienes guarden y enseñen a cumplir con fidelidad su Palabra.
"Yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre. Este intercesor, cuando venga, presentará mi defensa. Y ustedes también hablarán en mi favor, pues han estado conmigo desde el principio."
Juan 15: 26, 27
Este intercesor se hará presente en nuestras vidas, cuando obedezcamos fielmente el mandato de Jesús cuando dice: Entonces Jesús, acercándose, les habló con estas palabras.
"Todo poder se me ha dado en el Cielo y en la tierra. Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo."
Mateo. 28: 18 al 20
Cuando en nosotros se encuentre el conocimiento de Dios, a través de Jesús, entonces recibiremos al Espíritu de la verdad que nos hará completamente obedientes para afianzar nuestra fe en su Palabra y empezar a predicarla con fidelidad, sin desviarnos, ni desviar a nadie de lo que Jesús nos enseña como la voluntad de Dios.

 

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