"Escucha Hermano, Hermana"

03.06.2013 21:49

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Etiqueta 50

Resumiendo lo anterior, y después de estar unidos y unánimes en ese discernimiento, encontraremos que el orden que deben de guardar nuestras tres personalidades en nuestro ser, quedaría así:
4.- Ser Humano Espiritual: Misma proporción de fe en el espíritu, alma y cuerpo para estar en unanimidad en la fe de Dios a través de Nuestro Señor Jesucristo.
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Esta sería la conformación perfecta de las tres personalidades del ser humano en su condición espiritual positiva que Dios nos manifiesta en su Palabra contenida en el Nuevo Testamento, lo que nos enseña, que deberemos tener siempre presente, que la única manera de entrar, permanecer y circular libremente en su Reino y en este mundo, es que le demos la misma importancia a cada una de las tres personalidades de nuestro ser en el orden correcto, es decir: espíritu, alma, y cuerpo, para que nuestro espíritu sea cautivado por el Espíritu de Jesús, y empecemos a recibir de Dios Padre todos los tesoros espirituales que como herencia, El tiene para nosotros, sus hijos, identificados en Jesucristo Nuestro Señor.
Esperemos que todo lo que hemos visto hasta este punto, nos esté sirviendo a todos para ir discerniendo en debida forma las reflexiones aquí expuestas, y, de esta manera, empecemos a abrir con verdadera fe la puerta del conocimiento de Dios a través de la esencia espiritual de la Palabra de Jesús en el Nuevo Testamento.
Recordemos nuevamente lo que discernimos del cuerpo, del alma y del espíritu para reconocer el orden correcto que estas tres personalidades del ser deben de guardar entre sí, para que así, nos ubiquemos en lo que a continuación veremos.
Decíamos que todo el conocimiento y toda la sabiduría de los que actualmente goza la humanidad es encontrada en el mundo o esfera o dimensión espiritual, y que la única parte de nuestro Ser que tiene acceso a ella, es precisamente nuestro espíritu, por lo que, para que éste pueda penetrar conscientemente en él, es necesario tener presente y poner en práctica lo que Jesús nos dice en su Palabra:
"Ustedes serán mis verdaderos discípulos si guardan siempre mi palabra, entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres."
Juan. 8: 31,32
¿Cuál verdad? La verdad que en Cristo resplandeció, resplandece, y resplandecerá por toda la eternidad, esa verdad que nos anuncia que el Reino de Dios está en medio de nosotros al hacer Dios, con el hombre, a través de Jesús, el pacto de la Alianza Nueva y eterna a través de su Sangre Preciosa, Alianza que permite que Jesús nos participe a todos del total cumplimiento de la observancia de la Ley a través de guardar y enseñar a cumplir su Palabra, y así nosotros cumplamos por amor con la Ley y no como una imposición que nos haría caer en desobediencia, y por lo mismo, caer en constante pecado.
Esto se sigue dando en todos los creyentes que se resisten a la fe, esa fe que nos motivará a guardar y enseñar a cumplir fielmente la Palabra de Jesús como la manera de guardar y obedecer la voluntad de Dios, y esto ha sido posible, porque el libre albedrío del hombre, somete sutilmente su voluntad a las cosas de este mundo en sus tradiciones, ambiciones y placeres que han sido impuestas por el Tentador.
Aceptemos con el corazón a Nuestro Señor Jesucristo, sin condiciones, sin ataduras religiosas para poder obedecer sus mandatos como la voluntad de Dios y así ser liberados de las cadenas con las que el Tentador nos tiene sujetos para no dejarnos mover con libertad y no encontrar el camino a la verdad y a la vida por medio del estudio, reflexión y la meditación en la Palabra de Jesús.
Cristo nos liberó para que seamos realmente libres y poder hacer nuestro el Reino de Dios por medio de guardar y enseñar a cumplir los mandamientos en donde se resume toda la Ley.
1o.- “Escucha Israel: El Señor nuestro Dios, es un único Señor. Al Señor tu Dios, amarás con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas.”
Marcos. 12: 29-30
Es decir: Amarlo con el espíritu, con el alma, con la mente, y con el cuerpo.
2o.- “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Marcos. 12: 31
Es decir: Se agradecido con todos los que te ayudan de cualquier manera y que eso te ayude a amarte a ti mismo para que puedas amar a los demás como Jesús te ama como está escrito en el siguiente mandamiento:
3o. "Ámense unos a otros como yo los he amado."
En estos mandamientos se resume toda la Ley.

 

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