"Escucha Hermano, Hermana"

03.06.2013 21:27
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Etiqueta 46

Jesús también se dirige a nosotros de la siguiente manera:
" Así mismo, si en la tierra dos de ustedes unen sus voces para pedir cualquier cosa, estén seguros que mi Padre celestial se los dará, pues donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, ahí estoy Yo en medio de ellos."
Mateo. 18: 19, 20
Esta Palabra de Dios por medio de Jesucristo, es una gran revelación para todos los cristianos, porque nos enseña que la unión hace la diferencia, ya que al juntar dos voluntades o más unidas en el Nombre de Jesús en obediencia a la Voluntad de Dios, abrimos la Puerta celestial para recibir cualquier cosa que hayamos pedido en forma unánime; pero todo debe de ser hecho conforme a su palabra, la cual nos dice:
"Por eso les digo: Todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo tendrán. Y cuando se pongan de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que el Padre del cielo, Padre de ustedes les perdone también sus faltas." 
Marcos. 11: 24, 26
Sin duda que todos aquellos que deseamos que las bendiciones de Dios fluyan sobre manera por nosotros y en nosotros, deberemos antes que aprender a perdonar y a pedir perdón a todos los que hayamos ofendido y lastimado en cualquier forma y manera, pedir perdón y perdonar sinceramente y de corazón, porque tal vez nosotros mismos fuimos la causa de esas ofensas que recibimos, pero sobre todo, pedirle perdón a Dios por lo mucho que le hemos ofendido al no guardar fidelidad a la Palabra de Jesús. De esta manera, nos estaremos poniendo a cuentas con Dios y nos estaremos haciendo dignos para pedirle lo que necesitemos, para que después de haberlo hecho, creer que hemos sido escuchados y con seguridad lo obtendremos, porque no solamente creemos en Dios sino que le creemos en todo lo que Jesús nos dice en su Palabra. Escuchemos:
"Tengan fe en Dios, Les aseguro que el que diga a este cerro: ¡Levántate de ahí y tírate al mar!, si no duda en su corazón y cree que sucederá como dice, se le concederá.
Por eso les digo: todo lo que pidan en oración crean que ya lo han recibido y lo tendrán."
Marcos. 11: 22, 24,
Debemos discernir espiritualmente lo que a Jesús, través de ésta Palabra nos comunica, es decir: Que si en nuestro jardín del alma ya se encuentra sembrada la fe de Dios, podremos quitar de nuestra mente todos los cerros y montañas formadas por los conocimientos y tradiciones humanas para colocar encima de todo ello, el conocimiento espiritual que nos hace conocer sin dudar, que todo lo que hemos pedido en la oración ya lo hemos recibido.
Por eso esforcémonos en el estudio y meditación de su Palabra, y seamos valientes para guardar y enseñar a cumplirla como la voluntad de Dios.
Dijo además Jesús:
"¿A que cosa se asemeja el Reino de Dios, y con que lo puedo comparar?
"Es semejante a un grano de mostaza que toma un hombre y lo siembra en su jardín. Crece, llega a ser un frondoso árbol y los pájaros del cielo se posan en sus ramas."
Lucas. 13: 18, 19,
Pidamos al Padre en el Nombre de Jesús, la conducción del Espíritu Santo Intérprete para discernir lo Palabra que acabamos de leer. Vemos que la Palabra de Dios nos dice que su Reino es para todo aquel que toma la semilla de la fe de Dios que se encuentra en el alma y que por medio de su mente, la siembra en su jardín del alma o cerebro y la cuida con esmero, proporcionándole los nutrimentos que requiere a través de la Palabra de Jesús, para que de esta semilla, empiece a brotar fuerte y vigoroso el árbol de los Dones y el Fruto del Espíritu para que los ángeles del Cielo se posen en sus ramas y disfrutemos todos bajo su sombra, Del Reino de Dios en abundancia en este mundo.
El hombre creyente de Jesús que sin embargo se ha resistido a guardar y enseñar a cumplir la Palabra de Jesús como la indiscutible voluntad de Dios, creerá que por estar bautizado y creer en Jesús ya está en el Reino de Dios, y no es así, ya que lo que le ha sido permitido es percibirlo, pero para encontrarse dentro de él, no basta con creer y ser bautizado, sino realmente creerle al Hijo de Dios.
La siguiente Palabra de Jesús nos confirma lo anterior.
"La llegada del Reino de Dios, no es cosa que se pueda verificar. No se va a decir: Está aquí o está acá. Y sepan que el Reino de Dios está en medio de ustedes."
Lucas. 17: 20, 22,
¿Qué nos está diciendo Jesús con esto? Sigamos siendo guiados por el Espíritu Santo Intérprete y discernamos juntos esta Palabra.
Jesús les dice eso a los Judíos, por la incredulidad que ellos manifiestan acerca de la investidura que Jesús dice poseer de parte de Dios, y además, porque muchos aún no comprendían, y muchos actualmente no comprendemos, que al Reino de Dios no se le puede ubicar en un pedazo de tierra, o en un lugar específico en ningún lugar del mundo, ya que el Reino de Dios no es algo que geográficamente se pudiese verificar, sin embargo, Jesús nos otorga una pista de dónde se encuentra realmente el Reino de Dios, y al hacerlo, nos está diciendo y confirmando que ya se encuentra aquí, en medio de nosotros, en nuestra mente, desde el mismo momento en que él verdaderamente nació en nosotros para que quisiéramos conocer de él, por eso dijo Juan Bautista en el momento en que Jesús se acercaba para ser bautizado en las aguas del río Jordán:
"Cambien su vida y su corazón, porque el Reino de los Cielos se ha acercado"
Mateo. 3: 2
Pues bien, recordemos que el Tentador se había apoderado de las llaves del Reino de Dios y lo cerró con la desobediencia de Adán y Eva, pero Jesús llamado El Cristo, vino para deshacer las obras del Tentador y recuperar las llaves del Reino que el hombre le había entregado, y a su vez, hacer el Pacto de la Alianza Nueva y Eterna de Dios con los hombres, firmado con su Sangre preciosa, sangre inocente, sangre como la de un cordero sin mancha ni defecto agradable a Dios, y que al morir en la cruz, bajó a los infiernos para liberar a todos los cautivos y a recuperar las llaves del Reino de Dios en poder de Satanás, resucitando a la vida eterna, para que todo aquel que en Jesucristo creyere conforme a su Palabra, le fuera dada la llave para abrir la Puerta del Reino de Dios para que lo disfrute en todo su esplendor, y por eso nos dice, nos informa, y nos asegura, que el Reino de Dios está en medio de nosotros, es decir: en el centro de ti, de mí, y de cualquier cristiano que se resista a seguir siendo esclavo del Tentador en este mundo que nos hace darle el primer lugar a las cosas materiales y tradicionales, y no a las cosas espirituales de Dios.

 

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